A fines del siglo XIX se habían abiertos las puertas de la inmigración, oleadas de jóvenes llegaban a nuestra ciudad atraídos por la posibilidad de trabajo. En el puerto había intenso movimiento naviero, por tal motivo se necesitan peones, changarines para la estiba de las bodegas de los barcos que atracaban allí.
El pueblerino San Nicolás no podía estar ajeno a la tecnología de la época, había que trasladar a la gente que llegaba a nuestras estaciones ferroviarias hacia las fuentes de trabajo. Tres visionarios nicoleños fueron responsables de la primera “estación de tranvía a caballo”: Luis Solé obtuvo la concesión en 1871, y donó el terreno situado sobre calle Brown 25, entre las calles De la Paz (actual De la Nación) y Libertad (actual Pellegrini). Luis Huidobro y Pedro Zaracondegui se ocuparon de su edificación. Luego Terrasson y Gones le dieron gran impulso extendiendo las vías.
La terminal de tranvías a caballo constituía un hermoso edificio. Un gran arco apoyado sobre pilares cerraba el frente de un recinto de paredes de mampostería techado con chapas, lugar éste donde estacionaban los tranvías y pernoctaba la caballeriza. Los caballos, durante la noche, permanecían sujetos a grandes argollas que pendían de las paredes laterales. A ambos lados de este recinto había dos alas de edificación, en una estaban los escritorios y el ala derecha era ocupada por el encargado de conducir el tranvía.
EL servicio llegó a contar con quinces coches en actividad. En verano, la empresa ponía en circulación coches abiertos, con asientos que ocupaban todo su ancho, realizándose la bajada y subida de pasajeros por los estribos laterales, que cubrían el largo del coche. Cortinas de loneta resguardaban a los pasajeros del sol.
La estación terminal daba a un predio que lindaba al boulevard Estados Unidos (hoy Morteo) por donde salían los tranvías que se dirigían a la estación ferroviaria Central Argentino. Este medio de transporte realizaba 22 viajes entre la terminal y la Estación del Bajo, situada entre la costanera y calle León Guruciaga.
El tranvía a caballo circuló desde 1873 hasta 1923, posteriormente la empresa pasó a manos de la Sociedad Puerto. Cuando esta cesó en sus funciones, el lugar fue utilizado para la instalación de la Primera Romería Española organizada por la comunidad hispana del barrio. Posteriormente era el lugar elegido por lo chicos del barrio para jugar a la pelota. En el año 1930, un laborioso italiano – Juan Della Rive – se instala con su familia en el ala próxima a calle De la Nación. Se dedica a cultivar la tierra y ofrecer las mejores verduras del barrio. Cuando Della Rive se retira, el edificio de la estación fue ocupado por una cochería, posteriormente estacionaron las unidades de los colectivos Stals y automóviles en alquiler.
Un segundo trayecto de los tranvías a caballo se ocupaba del transporte de materia prima. La estación estaba emplazada en las calles Falcón y Alem. Por calle Rivadavia se dirigía al Puerto Nuevo. La estación terminal se hallaba en la bajada al mismo detrás del edificio de la aduana, hoy Prefectura. Un tercer trayecto unía la Usina de Gas situada entre el Boulevard Saavedra (hoy Av. Savio), Roca y España. Se ocupaba del acopio de carbón de piedra traído por los barcos, para la obtención de gas.
Debemos recordar a Federico Boecnike, progresista industrial que tenía proyectado una empresa de tranvías eléctricos. Para tal fin construye el edificio de la usina en la esquina de calles Mitre y San Juan, detrás de las vías del ferrocarril. El mismo fue ocupado luego por la curtiembre de Begino. El proyecto no se concretó porque Boecnike fue muerto a manos de un empleado de su taller, ubicado en calle De la Nación entre Roca y Av. Savio.
El pueblerino San Nicolás no podía estar ajeno a la tecnología de la época, había que trasladar a la gente que llegaba a nuestras estaciones ferroviarias hacia las fuentes de trabajo. Tres visionarios nicoleños fueron responsables de la primera “estación de tranvía a caballo”: Luis Solé obtuvo la concesión en 1871, y donó el terreno situado sobre calle Brown 25, entre las calles De la Paz (actual De la Nación) y Libertad (actual Pellegrini). Luis Huidobro y Pedro Zaracondegui se ocuparon de su edificación. Luego Terrasson y Gones le dieron gran impulso extendiendo las vías.
La terminal de tranvías a caballo constituía un hermoso edificio. Un gran arco apoyado sobre pilares cerraba el frente de un recinto de paredes de mampostería techado con chapas, lugar éste donde estacionaban los tranvías y pernoctaba la caballeriza. Los caballos, durante la noche, permanecían sujetos a grandes argollas que pendían de las paredes laterales. A ambos lados de este recinto había dos alas de edificación, en una estaban los escritorios y el ala derecha era ocupada por el encargado de conducir el tranvía.
EL servicio llegó a contar con quinces coches en actividad. En verano, la empresa ponía en circulación coches abiertos, con asientos que ocupaban todo su ancho, realizándose la bajada y subida de pasajeros por los estribos laterales, que cubrían el largo del coche. Cortinas de loneta resguardaban a los pasajeros del sol.
La estación terminal daba a un predio que lindaba al boulevard Estados Unidos (hoy Morteo) por donde salían los tranvías que se dirigían a la estación ferroviaria Central Argentino. Este medio de transporte realizaba 22 viajes entre la terminal y la Estación del Bajo, situada entre la costanera y calle León Guruciaga.
El tranvía a caballo circuló desde 1873 hasta 1923, posteriormente la empresa pasó a manos de la Sociedad Puerto. Cuando esta cesó en sus funciones, el lugar fue utilizado para la instalación de la Primera Romería Española organizada por la comunidad hispana del barrio. Posteriormente era el lugar elegido por lo chicos del barrio para jugar a la pelota. En el año 1930, un laborioso italiano – Juan Della Rive – se instala con su familia en el ala próxima a calle De la Nación. Se dedica a cultivar la tierra y ofrecer las mejores verduras del barrio. Cuando Della Rive se retira, el edificio de la estación fue ocupado por una cochería, posteriormente estacionaron las unidades de los colectivos Stals y automóviles en alquiler.
Un segundo trayecto de los tranvías a caballo se ocupaba del transporte de materia prima. La estación estaba emplazada en las calles Falcón y Alem. Por calle Rivadavia se dirigía al Puerto Nuevo. La estación terminal se hallaba en la bajada al mismo detrás del edificio de la aduana, hoy Prefectura. Un tercer trayecto unía la Usina de Gas situada entre el Boulevard Saavedra (hoy Av. Savio), Roca y España. Se ocupaba del acopio de carbón de piedra traído por los barcos, para la obtención de gas.
Debemos recordar a Federico Boecnike, progresista industrial que tenía proyectado una empresa de tranvías eléctricos. Para tal fin construye el edificio de la usina en la esquina de calles Mitre y San Juan, detrás de las vías del ferrocarril. El mismo fue ocupado luego por la curtiembre de Begino. El proyecto no se concretó porque Boecnike fue muerto a manos de un empleado de su taller, ubicado en calle De la Nación entre Roca y Av. Savio.
Bibliografía: “Pequeñas historias de la Estación y su barrio” 2ª parte, por Sonia Riva de Mengarelli – en esta historia colaboraron Oscar Fió y Santina Della Rive – 2008
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