La sala donde se firmó el "Acuerdo de San Nicolás" el 31 de Mayo de 1852, retratada antes de 1936, año en que fue transformada en museo.
LA CASA DEL ACUERDO
He aquí que, como hace tantos años, la calle
se llena de galeras de rancia y alta caja.
Se abre una portezuela crepuscular ¿Quién baja?
¿De quién es ese rostro, ese pecho, ese talle?
Caballeros que llegan de la ciudad, del valle,
de la montaña. Polvo con agua y nieve cuaja
cada rueda de cada vehículo en que viaja
la patria misma, para que la guerra no estalle.
Un farol plañe luces. Las sanguíneas baldosas
reverberan. La hierba nace entre sus junturas.
El aire acuña voces. ¿Quién olvida estas cosas?
¿Pedestal de qué heroíca figura es el aljibe?
De pronto hay un silencio peñado de futuras
grandezas. Alguien llora. Y el acuerdo se escribe.
Por el poeta, periodista y crítico de arte nicoleño "Horacio Rega Molina" (1899-1957)
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