En general, los maestros argentinos son flojos en materia de disciplina y puntualidad, y me inclino a creer que para los latinos resulta mas difícil decir la verda que lo que es para algunas otras razas. Además, dejan para mañana todas las cosas que pueden, quisieran o debiesen hacer hoy .... Había así que eliminar en la preparación de los jóvenes maestros defectos hondamente arraigados, cuya erradicación llevará todavía algunas generaciones. Algo se ha logrado empero, y, como la ausencia de dichos defectos en otras personas sirve de ejemplo, en darlo estribaba la gran responsabilidad de todas las maestras norteamericanas.
El día del comienzo de clases en la Escuela Normal, llegaron tarde cincuenta alumnos y se quedaron sorprendidos cuando se les dijo que era necesario ser puntuales. Disculpáronse diciendo que no tenían relojes en sus casas y que vivían demasiado lejos para oír las campanas de la iglesia. En tales circunstancias la puntualidad resultaba un problema y se les sugirió que sus padres compraran unos relojes baratos. Al siguiente día, los escolares llegados tarde se redujeron a veinte y poco a poco esa falta de exactitud fue eliminada.
Era imposible al principio dar clase en los días de lluvia. Como los alumnos carecían de paraguas y rara vez habían oído hablar de impermiables o de zapatos de goma, y muchas calles, sin aceras, solían quedar convertidas en ruidosos torrentes, no quedaba otro camino que renunciar a dictar los cursos. La tarea, con todo, fué de lo más interesante. Los futuros jóvenes maestros eran estudiosos, esntusiastas y atentos al consejo y a la crítica. Cada curso, compuesto de jóvenes y niñas, iba egresando detrás de otro al cabo de tres años. Siguiendo el consejo de las norteamericanas, los graduados se dirigían a todos los lugares del país para transmitir a los menos favorecidos los beneficios que ellos habían recibido, con lo cual llenaban un patriótico deber.
-Una de las memorias relatadas por la maestra norteamericana “Jennie E. Howard” (1866 – 1933), quien fuera regente fundadora, profesora de crítica pedagógica, aritmética y metodología de la Escuela Normal de San Nicolás de los Arroyos.
Tenemos aquí una pequeña muestra de algunos aspectos de la vida nicoleña en aquellos tiempos, en los primeros años de vida de la nombrada escuela que abrió sus puertas el 29 de Agosto de 1888. –
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